
Vivir sol@s, migrar lejos de nuestro lugar habitual de residencia, trabajar en remoto o socializar más a través de redes sociales y menos quedando para tomar un café. Estas son algunas de las realidades que están alterando nuestras relaciones sociales y afectivas, y que explican, en parte, el aumento de los problemas de salud mental entre jóvenes y mayores. En este contexto, la inteligencia artificial surge como una fuente de compañía y un recurso frente a la soledad no deseada, una experiencia negativa que nace del desajuste entre las relaciones que tenemos y las que deseamos tener, y que suele traducirse en una sensación de vacío y en la ausencia de vínculos de confianza.
En 2022, el 10,5 % de la población española mayor de 16 años reconocía sufrir esta situación, una proporción que en países como Irlanda o Grecia era de casi el doble y que podría continuar en ascenso durante las próximas décadas. Algunos estudios ya cifran las pérdidas asociadas a la soledad no deseada en el 4% del PIB de nuestro país debido a la combinación de más gasto sanitario, más muertes prematuras, una menor productividad laboral y un deterioro creciente de la calidad de vida.
Los asistentes virtuales de acompañamiento pueden ofrecer alivio frente a la soledad: proporcionan escucha activa, validación y compañía, y pueden incluso ayudar a reducir la ansiedad y la depresión, dos condiciones estrechamente vinculadas a la propia soledad. Además, son accesibles, fáciles de utilizar y permiten superar barreras que dificultan el recurso a la atención psicológica tradicional como los horarios laborales, la distancia o el coste. En España, estas tecnologías ya se están empezando a aplicar. Entre los más jóvenes, por ejemplo, la plataforma ZicoAsis permite mantener conversaciones con una IA que les ayuda a ordenar las ideas, sentirse acompañados y reforzar sus procesos terapéuticos, facilitando también la detección temprana de problemas de salud mental. El software Serenia hace lo propio con las personas mayores, ofreciéndoles compañía y actividades de estimulación cognitiva.
Sin embargo, el uso intensivo de estos chatbots puede generar cierta dependencia y llegar a limitar las interacciones sociales, desplazando el contacto humano en lugar de complementarlo. El reto está en aprovechar su capacidad para contribuir al bienestar mental y emocional sin dejar de lado la importancia del contacto real con otras personas. Los seres humanos somos criaturas sociales y la evidencia nos dice que es en el vínculo con los demás donde florece buena parte de nuestro bienestar a largo plazo.
Prevalencia de la soledad no deseada en personas de 16 o más años (% de la población, 2022).

Fuente: Elaboración propia a partir de EU Loneliness Survey.
Para más detalle, véase: Casal, Bruno, Berta Rivera y Eva Rodríguez. “La factura social de la soledad no deseada.” Nada es Gratis; Dolz-del-Castellar, Blanca. “Loneliness trajectories and predictors in Spain: Results from the Spanish longitudinal study on aging and health (Edad con Salud).” Journal of Affective Disorders, 2025; Domínguez, Daniel. “La IA empática que facilita la tarea al psicólogo.” El País; Heinz, Michael V., et al. “Randomized Trial of a Generative AI Chatbot for Mental Health Treatment.” The New England Journal of Medicine 2, nº. 4, 2025; Helliwell, Jhon F., et al. (Eds.). (2025). World Happiness Report 2025. University of Oxford: Wellbeing Research Centre; Joint Research Centre. EU Loneliness Survey; Rhiannon Williams. “OpenAI has released its first research into how using ChatGPT affects people’s emotional well-being.” MIT Technological Review; y Serenia. “Serenia. La asistente IA de los seniors.” Serenia.